miércoles, 1 de septiembre de 2010

la astrología y la escritura

Cada uno de los participantes del taller envía los datos de su nacimiento (fecha, hora y lugar) al inscribirse. La carta natal es como esos libros de cuentos que comienzan una historia y luego se puede desarrollar de distintas maneras y tener múltiples resoluciones. Si el tallerista viene desarrollando una sola, su carta me ayuda a mostrarle las otras posibilidades, a través de mi "caja de herramientas" de escritura. Si siempre está expresando uno sólo de sus personajes internos, sé cómo convocar a los otros y otras que lo habitan, silenciosos. Si sólo dialogan dos, podemos convocar a una tercera.
La carta, los tránsitos y ciclos me indican el clima interno en el que está viviendo. Algunos planetas y los aspectos que forman marcan los miedos, tensiones, dificultades, y también aquello que podría  favorecer un cambio y dar el apoyo necesario para expresar algo distinto.
Mi misión es fortalecer y si es necesario, ayudar a rescatar, al artista que vive dentro del participante. Ese ser único, singular y original que quizás esté viviendo en el altillo o en el cuarto de servicio; o en la punta de la lengua, la pluma o el obturador. También, ayudo a poner al Editor (Saturno) en su lugar de privilegio: el de consultor literario de lujo, una vez que el barro está hecho.
Al ir tejiendo la trama recorrida, la carta cobra vida, los planetas circulan y sus colores originales se encienden; eso está ocurriendo también en su vida cotidiana. Los monstruos intentan un último "¡bú!" antes de mutar a mejores versiones de sí mismos, los disfraces se resecan, cuartean y caen al suelo.
El final es siempre abierto. Una vez contada la historia que traemos se abren los múltiples desarrollos posibles. Si ambos logramos hacer un buen trabajo, podrá descargar la vieja mochila de historias pasadas, sabiendo lo que deja atrás y con espacio para nuevas historias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario